Planteaba el estratega Sun Tzu en el libro “El arte de la guerra” que quien sabe resolver las dificultades, las resuelve antes de que surjan. Cuanto de cierto tiene lo anterior en un orden mundial sometido a constante cambio; la aceleración de la transformación digital, nuevas disposiciones de fiscalidad internacional, reconfiguración de los flujos de inversión, así como nuevas tendencias en materia de comercio exterior.
En Costa Rica hemos visto algunas señales de recuperación; hay un importante avance en el proceso de vacunación, las estadísticas de las exportaciones de productos costarricenses crecen y los indicadores de actividad económica muestran mejoras. Aún así, es necesario vigilar sigilosamente el entorno mundial pues deben anticiparse y resolverse los nuevos desafíos que plantea la evolución de las economías, a efectos de mantener competitivos nuestros productos en terceros mercados.
En el pasado mes de junio, Alemania aprobó la ley conocida como “Ley de cadena de abastecimiento”, misma que pretende que las grandes compañías sean vigilantes de los estándares sociales y ambientales en su cadena de suministro, de sus propias operaciones, así como de sus proveedores alrededor del mundo.
La ley entrará en vigor de manera paulatina y alcanza a las empresas con operaciones en Alemania, así como las sucursales de empresas extranjeras registradas en ese país con más de 3000 empleados -a partir del 2023- y más de 1000 empleados -a partir del 2024-, siendo esta una medida que afecta no solo a Costa Rica, sino a todo el mundo.
Las organizaciones que cumplan con dichas características deberán identificar, evaluar, prevenir y remediar los riesgos, impactos ambientales y de derechos humanos en sus cadenas de suministro, tales como trabajo forzado, trabajo infantil, condiciones laborales inseguras, violaciones severas a la ética, degradación ambiental, entre otros.
Estas situaciones deberán reportarse anualmente a las autoridades alemanas, a través de una publicación que muestre las acciones tomadas para identificar y mitigar estos riesgos en sus cadenas y en caso de no hacerlo, o de detectarse un incumplimiento, las empresas se exponen a sanciones que van de los €800.000, hasta el 2% de su facturación global anual, así como la prohibición de ganar contratos públicos en Alemania.
Esta medida representa un hito en materia de comercio exterior; es de suponer que la medida aplicada por una súper potencia como Alemania, en el corto plazo será replicada por la Unión Europea, así como otros socios comerciales de nuestro país, lo que representa todo un reto para nuestra política comercial, la cual deberá ajustarse a los nuevos requerimientos del mercado y tomar ventaja respecto al resto de competidores de los productos costarricenses.
Costa Rica se ha promovido como una nación respetuosa de los derechos humanos y del medio ambiente, pero en materia comercial debe buscar la forma de materializarlo. Es necesario que el país diseñe una estrategia para que de manera anticipada, los exportadores puedan cumplir con los las nuevas regulaciones del mercado, por lo que se vuelve obligatorio crear certificaciones de cumplimiento en materia laboral, social y ambiental reconocidas por los socios comerciales del país, pues esto dejará de ser un valor agregado y pasará a ser una obligación en el corto plazo.
Si bien la recuperación post pandemia ha sido un tema prioritario, el país debe mantenerse a lo que pasa en otras latitudes, pues las tendencias en materia comercial y fiscal evolucionan, y hay que adaptarse rápidamente a ellas. El entorno nos marca el camino.
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